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| ANA VICTORIA DE BORBÓN |
La Princesa María Ana Victoria de Borbón, hija de Felipe V e Isabel de Farnesio y prometida del Rey de Francia Luis XV, un 14 de diciembre del año 1721 camino de París, se quedó a dormir con su servidumbre en la Posada de Cogollos, procedente de Lerma. Tenía sólo 4 años, sí, sí, tan sólo 4 años. La segunda noche la pasarían en Gamonal, la tercera en Quintanapalla, pero esto último, no nos interesa en esta ocasión. Todos estos datos, están contrastados en la “Crónica festiva de dos reinados en la Gaceta de Madrid (1700-1759)”, de Margarita Torrione y Lucienne Domergue (1998).
Recordamos que
la Posada del Pueblo, se encontraba situada en
la Calzada Real, en la finca que se encuentra al lado del río, junto al puente de piedra, detrás de la marquesina donde en la actualidad, tiene la parada el autobús.
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| PORTADA LIBRO |
Estos datos, y haciendo cierto el dicho que cuando más investigo, menos sé, o más desconozco; he llegado a la conclusión que
Cogollos, al encontrarse en la misma Calzada Real de Madrid a Francia, tuvo que ser testigo mudo, de muchos visitantes insignes y anónimos a lo largo de muchos años. Y por supuesto, la fama del buen comer en la taberna del pueblo, tuvo que ser algo simplemente “espectacular” para que, el alto en el camino en nuestra villa, fuese algo obligatorio con lo que suponía por aquellos tiempos la competencia de Burgos y Lerma.
El historiador español Federico Bravo Morata, en su novela “La larga siesta de Dios” de 1978, hace una escueta referencia a Cogollos en la pág. 219 y siguientes, como un lugar con dos barrios donde en ocasiones, se podía dar el caso de llover en las tierras del Barrio de Arriba y no hacerlo en el Barrio de Abajo, o viceversa. Por lo que no era extraño, por aquellos tiempos, que los párrocos de cada barrio, cuando tocaba, saliesen de su respectiva iglesia, con sus feligreses en procesión, recorrieran sus calles cantando oraciones y de cuando en cuando, el cura se detenía, se arrodillaba, elevara sus ojos al cielo y pedía en latín que lloviese en su barrio de una santa vez.
