Una vez que D. Tomás, el Párroco, dio paso al Coro,
comenzaron a sonar en el crucero del Templo, las primeras notas musicales del “Himno a
Cogollos”.
Los presentes, desconcertados
en un primer momento, pasaron a escuchar
con interés, lo que se cantaba allí de Cogollos.
Finalizado, D.
Tomás, por su parte, solicitó, en dos ocasiones, el aplauso de los asistentes a la asamblea: uno, para
agradecer el excelente trabajo realizado por el Coro y, otro, para el creador de la
obra.
Referente al autor,
decir que no veo necesario volver a
repetir aquí, lo dicho en la
Iglesia tanto a cada uno de los componentes del grupo, como
al Párroco de Cogollos, pues fueron facilidades en todo momento.
En todo caso, añadir la
suerte que tenemos algunos de conocer un lugar con personas dispuestas a dedicar parte de su tiempo a dar lo mejor de
ellas mismas en favor de los demás, A mí,
me ocurrió en Cogollos y puedo dar fe de ello.
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